En el priismo mexiquense siempre privó la disciplina y la unidad aunque las adversidades hayan trastocado su ánimo combativo en las peleas electorales. Ahí están los hechos que pueden dar cuenta dirigentes como Heberto Barrera cuando se perdió la mayoría en el Congreso o cuando se perdió por primera vez la Presidencia de la República en tiempos de Fernando García.
Esta vez no será la excepción, la militancia priísta sabe que en bloque siempre supera cualquier obstáculo y cuando, en algunos casos, se comporta díscola no alcanza sus objetivos. Lo más seguro es que Eric Sevilla mantenga el grito de unidad, a propósito de las fiestas patrias.
Es una gran responsabilidad que prevalezca la cohesión priísta y es una tarea del jefe de partido, pero también de cada uno de sus militantes que creen en los principios básicos de este instituto político y respaldan la forma de hacer gobierno. No hay dudas, para que el priísmo se recupere debe estar unido y comprometido.
El PRI ya sabe ser oposición de gobierno a nivel federal y municipal, ahora lo será a nivel estatal. No hay porque asustarse, en democracia las derrotas no son permanentes ni las victorias son para siempre. Así es que el PRI se repondrá solo si construyen en torno a sus liderazgos y tomando bandera de las causas sociales.
